Lo visto en el último partido entre Fuerza Amarilla (1) - Río Amarillo (0) dejó en evidencia lo mal que está el arbitraje en todo su contexto en el fútbol ecuatoriano.
El sistema arbitral del país toca fondo y no porque no se los capacita a los réferis o quizá porque sean de bajo nivel por antonomasia. Todo lo contrario. El problema del arbitraje ya pasa por los mecanismos de capacitación, preparación (teórica, práctica y física) y sobre todo designación y sanción.
Tengo que afirmarlo, es así. ¿Por qué? Trataré de resumirlo.
No puede ser posible que un árbitro que recién está saliendo al ruedo y no lleva ni un año en el oficio se le dé la enorme responsabilidad de pitar el cotejo más importante de la fecha. Y lo digo exclusivamente por lo sucedido la noche del sábado anterior en el estadio Nueve de Mayo de Machala, cuando Río Amarillo fue abiertamente perjudicado por el juez Wellington Aráuz, quien con sus decisiones terminó influyendo en el resultado.
Pero la culpa no es del todo de Aráuz, sino de quién lo designa. Si bien es cierto es árbitro venía desempeñándose estupendamente en la primera fase del torneo de segunda, pero no es menos cierto que el juez dirigió cotejos de menos complicaciones, pues se reportaban goleadas en esos partidos.
El Oro, a inicios de año demandó la presencia de nuevos árbitros y por ello debían pitar cada uno hasta dos choques por fecha y es por su escasez precisamente.
En la nueva camada de árbitros surge Aráuz, que se perfilaba bien (y se sigue proyectando como un buen árbitro a futuro), sin embargo, los encargados de realizar las designaciones se equivocaron.
En su primer año de referato es un éxito que sea considerado en la liguilla final, sin embargo, era muy temprano ponerlo a pitar el mejor partido de la fecha. La COmisión correspondiente lo hizo y he ahí los resultados: Hoy a Aráuz le han dado con todo (le hemos dado con todo) los comentaristas, dirigentes, aficionados y jugadores.
Habrá que ver cómo afecta esto al futuro desempeño del juez, a quién los aficionados de Río Amarillo lo amenazaron de ni aparecerse por Portovelo.
Deben mejorarse los procedimientos de designación. Al niño no le pueden decir que corra cuando todavía gatea.
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